Cuando la Parroquia Mayor de Santa Cruz da las doce campanadas, empiezan las tres horas de agonía del Señor en la Cruz, tres horas donde reinan el silencio, la sobriedad y la compostura. La cruz de guía salía puntual junto al elegante cortejo de nazarenos. Cristo rey, abrazado a la cruz, portando acertadamente su túnica bordada sale a las calles bajo la atenta mirada del publico que se dejaba enternecer por tan dura escena. La Capilla Musical Ntro. Padre Jesús. Nazareno Abrazado a la Cruz de Écija ponían los fúnebres sones. Al paso de la cofradía en señal de respeto se iban apagando el alumbrado de la ciudad. Ante una gran nube de incienso y en total silencio efectuaba su salida el imponente palio de María Santísima de la Amargura. Como de costumbre la alta candeleria, sello de la Dolorosa, iluminaba su bello rostro en la serena noche. Un lugar donde no puedes perderte esta cofradía es el saludo que hacen todos los años en el Monasterio de Santa Florentina. Por la calle Sevilla firme y elegante avanza Jesús Nazareno, cuando de pronto el alumbrado de la calle se enciende, toda la cofradía pasaría por allí con las luces encendida.
Un pequeño aumento de publico en Carrera Oficial para ver pasar tan austera cofradía que ya hacia el regreso a su templo. De forma puntual la cruz de guía llegaba a Santa Cruz a las (03:00) tras ella vendrían los dos pasos que finalizarían una estación de penitencia para el recuerdo, donde se a vivido mayor respeto, buen tiempo y buen hacer.
María Santísima de la Amargura fue ataviada por D. Antonio Bejarano Ruiz. Como de costumbre, su corona de salida, seriedad y buen hacer. Tocado en forma triangular bastante original, puñal atravesando su corazón y una preciosa piedra morada en su pecho, aunque esta fue retirada por algún motivo. Saya de recortes y cinturilla en tono dorada en su cintura que le da bastante sobriedad. Su elegante manto de terciopelo caído y una toca de serie que lleva sacando ya varios años.
Enhorabuena a la Hermandad del Silencio por tan gran estación de penitencia.
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